29/8/08

Érase una ciudad donde los colectivos pisaban personas

Hoy decidí que, a mi tercera edad, voy a tratar de no vivir en Buenos Aires. La actitud violenta es una constante en esta ciudad y por desgracia es algo que se nos va haciendo costumbre. Bastante bien para un adulto joven o de mediana edad, pero puedo asegurar que no es geografía saludable para niños ni para adultos mayores. Ayer, la madre de uno de los integrantes del estudio bajaba de un colectivo y la rueda delantera le fracturó varios dedos del pie derecho. Un descuido torpe porque vivimos -no comprendo por qué- a 10.000 revoluciones por minuto, sin el más mínimo cuidado, con desprecio por la vida propia y ajena. Una mujer de 80 años, activa, vivaz, sociable, muy probablemente ya no podrá hacer la misma vida a causa de un accidente evitable consecuencia de la locura reinante. No sé muy bien qué me trajo a Buenos Aires pero a esta altura ya sé qué me va a alejar y cuándo. Mi destino final -si llego para disfrutarlo- se encamina hacia Merlo, Córdoba o Mendoza, y por qué no anclar en algún pueblito perdido de España. Ya veremos.

La ilustración es de Rodrigo Folgueira en "El colectivo fantasma", un cuento infantil.
El cuento, en el sitio web de IMAGINARIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu opinión.